jueves, 19 de junio de 2014

II Desafío del Atlántico



Cuando este año mi padre y yo decidimos tomarnos un poco más enserio el tema de la bici, una de las pruebas que tenía entre ceja y ceja era el Desafio del Atlántico. Por muchas cosas: me había perdido la primera edición, lo bien que se porta la gente de Dumbría con nosotros, La Vuelta a España compartió parte del recorrido, discurre por parajes espectaculares y corría en casa. 
De padre a hijo, y de fondo la Cascada del Ézaro.

7 Junio era la fecha; llevaba una semana en Galicia, aprovechando el sol para hacer km´s y justo el día 7 las previsiones meteorológicas no eran nada buenas… Me daba pena por la gente que no conocía la zona, porque esos parajes con sol son de lo más bonito que puedes encontrar.
Mi padre y yo nos despertamos con tiempo de sobra para ir con calma y disfrutar del ambiente previo. Él repetía, pero a mí desde el segundo uno me impresionó el Desafío.
Muchos Pro´s y mucha ilusión.
Tras la recogida de dorsal y control de firmas, a por la bici y a la salida. Allí nos informan que los miembros del Club Ciclista Dumbría debemos llevar el ritmo de la marcha en el tramo neutralizado, para que el grupo no se fragmente demasiado.
Una organización de alto nivel. Gracias.

Pues ala, a la cabeza y a marcar un ritmo cómodo… Es una fiesta, charlamos, pedaleamos y sobretodo nos reímos. Todo marcha bien, pero se empieza a notar el viento de cara y eso nos afecta más a los que encabezamos el grupo. Da igual, mi único objetivo es disfrutar(como comenté con el crack de Victor Tasende) y mi padre va en mitad del pelotón, supongo que más resguardado.
Manteniendo el ritmo.


En Muxía nos espera el avituallamiento, al que por desgracia llegamos empapados, ya que a un par de km´s de la llegada se pone a llover con ganas. Menos mal que el grupo no se fragmento y la parada en el AV no es demasiado largo. Me cambio de maillot, pero eso no evita que me congele igual.
Podía esperar para llover...

Salimos de Muxía neutralizados, pero ya se palpaba algo de tensión… En el momento que comenzó el tramo libre, me sentí como un Hispania en la F1… Los gallos se pusieron a tirar y yo me quedé muy muy mucho. Aún así puse mi ritmo y a continuar.
La lluvia continuaba, pero acompañada de truenos y relámpagos…(¿lo de Desafío era por esto?). Desde el AV1 al AV2 calculo que un 80% de los km´s rodé sólo o en pareja… Al llegar al AV2 y ver que iba a enfriar si paraba, decido continuar. Gracias a Dios, porque engancho con el grupo que sería mi salvación.  Varios integrantes del Club Ciclista Álvaro Pino lo forman… Llevaban un ritmo cómodo y preferían esperar que cebarse con los que se quedaban. 
Los Pro´s tambien se mojaron.... y mucho.

Al llegar As Paxareiras, corono con un componente de este Club, y charlo con él; me dice que no arriesgue en la bajada que al llegar al llano nos agruparemos y pasaremos a todos los que nos adelanten en la bajada. Dicho y hecho, al terminar la bajada fila de a uno y a tirar, DISFRUTÉ COMO UN ENANO… Vaya ritmo, darme más desarrollo…. Espero que haya algún segmento strava y mientras, me planteo que con ese ritmo, no se si llegaré a coronar el Mirador de Ézaro.

Para pocas bromas la subida...
Pero es a lo que iba, a subir… Inicio la subida, ritmo cómodo y a apretar los dientes… El público y los amigos en las rampas duras me dan el empujón necesario para poder decir.
TERMINÉ EL DESAFÍO DEL ATLÁNTICO SIN PONER EL PIÉ A TIERRA EN LA SUBIDA AL MIRADOR DEL ÉZARO.
Agradecer a la organización, al C.C. Dumbría, a los voluntarios, a los fotógrafos J. Parri y B. Corbal por brindarnos la oportunidad de disfrutar de este espectaculo.

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